Está más que una reseña, es una prueba que como decía Carlos Fuentes, lxs demás son espejos. Este libro es un espejo de mi experiencia con la comida, con la gordura y el dolor. La obsesión de la sociedad con el peso.
La genial Gay empieza con una gran frase “todxs tenemos una historia y un relato. Aquí ofrezco los míos con mi autobiografía sobre mi cuerpo y de mi hambre”.
Narra la dificultad de hablar sobre nuestros cuerpos, la culpabilidad, las cargas que tiene el peso con una conmovedora sinceridad narrando cómo no se siente bien con su cuerpo, cómo somos unas de las agresoras de nuestros cuerpos
Me identifiqué desde las primeras páginas, yo que también tuve un sobrepeso muy alto, llegué a pesar 120 kg, en un momento de mi vida muy crítico con una situación familiar trágica. Hasta que me hice el bypass gástrico. Me identifico cuando comes para alejarte, para aislarte cuando estás en momentos críticos. Cómo la comida nos sirve para llenar vacíos. Comer para olvidar. Cómo cuando nos tragamos la verdad esta se propaga como una infección y sale de alguna manera. Claro que mi tragedia familiar no es comparable con su violación pero la idea de comer y usar la gordura para castigarme es familiar, así como cuando miras el origen de esta es profundamente doloroso. Asimismo, aunque es un castigo lo ves como un refugio como bien narra Gay. Su camino por enflacar empujado por sus padres me es dolorosamente familiar. Porque sí como dice Gay cuando tienes sobrepeso tu cuerpo se trata de un asunto público porque es algo que no puedes esconder (como el color de la piel).
Reconoce cómo ser delgado tiene un valor social, analizando todos los Reality shows para adelgazar, los anuncios de productos maravilla para bajar de peso, o programas de dietas. Es muy interesante también cómo cruza la expectativa de delgadez con el ser mujer.
Esta valoración de ser delgado me recordó cómo cuando enflaque me di cuenta de esto. Las personas (en especial los hombres) me daban el paso, me abrían la puerta, cosa impensable cuando era gorda.
Gay inspira y nos hace cuestionarnos cómo vemos el mundo, los estereotipos y cómo aunque suene cursi la mayoría de las personas que conocemos están lidiando batallas de diferentes magnitudes. Sin duda, ser gorda me volvió más empática.
Este libro me llegó profundamente al corazón, lo leía y me identificaba en cada página (salvo en la parte de la sexualidad), acompañándome en heridas y cicatrices que aún tengo.
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