La serie empieza mostrando la dificultad de huir de una relación abusiva sin tener una red de apoyo, documentos y enfrentarte a un sistema que la revictimiza. La obliga a ponerse etiquetas, declararte sin casa, o presentar denuncias penales, cuando no quieres pasar por eso. Es una crítica a querer judicializar todo y no prevenir diversas violencias. Cuestiona cómo solo miramos la violencia física y el daño que esto hace. Lo difícil que es reconocer las violencias que vivimos y cómo estas van creciendo. Lo difícil que es dejar a tu agresor, por las relaciones de codependencia, conectándonos por nuestras heridas, no de una manera sana. Aquí tocando cómo nos marcan las relaciones con nuestros padres, y madres y lo peligroso que es cuando se vuelven tóxicas. Y podemos repetir patrones.
También se ve la falta de perspectiva de género en la justicia, lo difícil que es probar el abuso emocional y cómo en muchos lugares no es considerado violencia. La falta de apoyo. La importancia de la independencia económica de la mujer para no caer en ciclos de violencia. Cómo se culpa a la víctima de lo que viven.
Narra su llegada a un refugio de mujeres víctimas de violencia y su vivencia ahí. Narra la vivencia de ser madre trabajadora sin un sistema de cuidados, como tienes que malabarear muchas labores. La protagonista mediante recuerdos trata de reconstruir cómo llegó a esa situación. Hace una crítica al sistema de programas sociales EEUU, especialmente a la burocracia. Y comparte lo útil que puede ser la escritura para liberarnos y romper el círculo de la violencia.
También cuenta su vida como trabajadora del hogar que limpia casas y lo que ha aprendido sobre las diferencias sociales. Los secretos que encuentra en las casas que limpia cómo en la casa de la madre de un asesino serial, una mujer que espera un bebé en fertilización asistida y su esposo le acaba de pedir el divorcio. Donde se exploran las diferentes formas de ejercer la maternidad, de vivir en pareja, entre otras.
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