Es una gran película para entender los devastadores efectos del narco y la militarización en la vida de las mujeres y niñas, desde la visión de una niña. Enfrentando diferentes efectos cómo precariedad en servicios, desapariciones, desplazamiento forzado, violencia de género.
Esta primera película de Tatiana Huezo que recibió una mención especial en Cannes tiene una perspectiva y nueva sobre la violencia de género y del narco desde los ojos de una niña llamada Ana y sus mejores amigas que habitan en la sierra de Guerrero. Mostrando el riesgo de ser mujer y niña creciendo entre la amapola, donde tu infancia y adolescencia les es robada por el miedo constante a ser secuestrada (incluso hacen un hoyo para esconderse si llega el narco y/o el ejército). Con violencia constante, enfrentamiento entre ejército y carteles. Con el desplazamiento forzado de familias por la violencia. Así cómo la separación de las familias pues de los padres que van a EE. UU. a trabajar y no vuelven, teniendo muchas familias mono-maternales. Mientras en el pueblo viven en circunstancias muy precarias, por ejemplo, en servicios de salud, educación (porque los maestros no quieren ir al pueblo por la presión y violencia del narco). También es interesante que no solo mira a los jornaleros sino a las jornaleras, que muchas veces trabajan en el campo de amapola para estar más seguras.
La película no es sobre el narco sino sobre el control que ejercen sobre el cuerpo femenino en el territorio del narco. Esto se ve cuando buscan masculinizar su cuerpo cortando el pelo de las niñas para protegerlas. Es desgarrador el miedo constante que viven las madres por sus hijas. También muestran la fuerza de la amistad con diálogos hermosos. Me encanta que las protagonistas son mujeres y niñas, repito mostrando los efectos que tienen en nuestras vidas. Tiene una fotografía excepcional. La recomiendo mucho.
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